4 de febrero de 2012

Un recordatorio amigable: el tiempo se está acabando rápidamente.





EL TIEMPO SE ESTA ACABANDO RAPIDAMENTE

El testimonio de Victoria Nehale y sus varias visitaciones de Jesucristo.
El testimonio completo puede ser leido en el libro UN RECORDATORIO AMIGABLE: EL TIEMPO SE ESTA ACABANDO RAPIDAMENTE!
Nací y viví en Namibia toda mi vida, le rendí mi vida al Jesús el 6 de Febrero del 2006. El Señor Jesucristo me ha revelado muchas cosas en el ámbito espiritual incluyendo un par de viajes al infierno. El Señor me instruyó a compartir mis experiencias con la gente; también me advirtió que no añadiera nada ni omitiera nada de cualquiera de las cosas que el Señor Jesucristo me mostró o me dijo. En el tiempo de la edición de este libro, finales del 2006, fuí visitada 33 veces por el Señor Jesucristo. En cada una de esas visitaciones, el Señor me decía antes de irse que: EL TIEMPO SE ESTA ACABANDO RAPIDAMENTE.
PRIMER VIAJE AL INFIERNO
En el fin de semana del 23 de julio del 2005, tome un viaje en taxi de 30 minutos, desde el pueblo de Ondangwa en donde trabajo y resido, hasta mi aldea nativa para pasar el fin de semana con mis padres. En el camino a casa, tuve la sensación de que algo extraordinario iba a suceder esa tarde.
Llegue a casa alrededor de las 6:00 p.m., y ese era el tiempo en que la gente prepara para la cena. Yo estaba en la cocina con el resto de mi familia, recostada en una vieja sábana sobre el suelo, mientras que mis sobrinitas y mis sobrinos cantaban sus coros de la escuela dominical.
De repente sentí una gran unción que vino sobre mí, mi cuerpo se debilitó, y yo permanecí bajo el poder de Dios. Vi a un hombre usando una larga túnica blanca, sujeta con una cinta del mismo color, venia caminando hacia donde yo me encontraba. Había una luz brillante al rededor de Él, como si la luz radiara de Él mismo. Usaba unas sandalias cafés; sus facciones eran como las de la gente del Oriente Medio, tenía una hermosa piel bronceada. Su gesto era muy amable y lleno de gloria, pero no podía ver a sus ojos. Cuando Él comenzó a hablar sus voz era tierna, amable y amorosa, sin embargo con mucha autoridad; ondas de amor emanaban desde Su mismo ser.
Él extendió Su mano hacia mí y me levantó del lugar donde yo estaba recostada. De repente yo me encontraba en un hermoso cuerpo transformado; me veía exactamente como cuando tenía 18 años. Me encontraba usando una túnica blanca ceñida con un cinto blanco. Pero aunque mi túnica era blanca, el material era diferente del que material de la túnica de este hombre. Su túnica tenía una apariencia como de seda con una brillantez que simplemente no sé como describir. Él dijo con la más amorosa y tierna voz:  ”Victoria, quiero que vengas conmigo; te enseñare cosas espantosas y te llevaré a un lugar a donde nunca has estado jamás en toda tu vida”.
Él tomó mi mano derecha y partimos. Yo sentía como si estuviéramos caminando en el aire y nos elevábamos todo el tiempo. Después de un tiempo en el camino, comencé a sentirme muy cansada y le dije que me sentía incapaz de poder continuar en el camino y le rogué que me permitiera regresar, sin embargo Él me miró tiernamente y dijo: “Tú no estás cansada – estas bien. Si te cansas, yo te cargaré, pero por el momento te encuentras bien. La paz sea contigo, vamos”.
El lugar al que llegamos era muy árido, peor que el peor de los desiertos conocidos por el Hombre, no había ningún signo de vida de ningún tipo. No había un sólo árbol o hoja o pasto o ninguna cosa con vida en esa vista. Era un lugar muy deprimente de hecho. Llegamos hasta una puerta, y el hombre se volvió y me dijo: “Victoria, vamos a travesar por la puerta y las cosas que vas a ver te van a espantar y afectar – pero debes descansar segura en que a cualquier lugar que yo te lleve, estarás bien protegida. Solo abre tus ojos y observa todo lo que voy a mostrarte”. Yo estaba aterrorizada y comencé a sollozar, empecé a protestar y a suplicar a este hombre que me trajera de regreso. Le dije que no quería ir a ese lugar, por que podía ver a través de la puerta lo que estaba sucediendo allí dentro. El me miró y dijo, “La paz sea contigo; Yo estoy contigo. Debemos ir adentro, porque el tiempo se está acabando”.
Entramos a través de la puerta. No puedo describirles a ustedes el horror de ese lugar. Estoy convencida que no hay otro lugar tan espantoso en todo el universo entero como ese lugar. El lugar era extremadamente grande y tenía la sensación de que se expandía y agrandaba todo el tiempo. Era un lugar de densas tinieblas y el calor de ese lugar no se podía medir; era mas caliente que el más caliente de todos los fuegos. No podía ver ninguna flama de fuego, o de dónde provenía el calor pero eso estaba realmente ARDIENDO. El lugar estaba lleno de moscas de todos los tamaños – verdes, negras y grises, todo tipo de mosca concebible se encontraba en ese lugar. Además de eso había también cortos, gruesos y oscuros gusanos por todas partes, subiendo por todas partes, los gusanos empezaron a subir sobre nosotros y las moscas también estaban sobre nosotros. El lugar estaba llendo del mas asqueroso y repugnante hedor; no hay palabras para describir la intensidad del hedor de ese lugar. El olor era casi como el de la carne podrida pero era cien veces peor que la cualquier carne decadente que jamás hubiera yo olido en toda mi vida. El lugar estaba yendo del ruido de lamentos y de crujir de dientes, así como de demoniacas carcajadas malignas.
Lo peor acerca de este lugar era que estaba lleno de personas. Había tantas personas que no se podían enumerar. Las personas se veían en forma de esqueletos. Puedo decir confiadamente que estos esqueletos eran humanos, porque reconocí a algunos de mis parientes cercanos y gente de mi aldea. Sus huesos eran de un gris oscuro y extremadamente secos. Tenían largos y filosos dientes como animales salvajes. Sus bocas eran grandes y anchas y sus lenguas eran largas y de un rojo brillante. Sus manos y pies tenían largos y delgados dedos con uñas largas y afiladas.
Algunos de ellos tenían colas y cuernos. Habían demonios mezclándose entre la gente, los demonios en apariencia se veían como reptiles y caminaban en cuatro patas. Estaban a gusto en ese ambiente y estaban constantemente burlándose y atormentando a los humanos.
El ruido que los demonios hacían era más bien como una celebración, se veían a gusto y despreocupados; también bailaban y brincaban todo el tiempo. Los humanos por el contrario, se veían miserables y deprimidos; se encontraban en un estado de impotencia y de desesperación. El ruido que los humanos hacían era causado por el dolor; sollozaban, gritaban, crujían sus dientes, estaban en una situación desesperada de inimaginable dolor y agonía.
Las personas en este lugar eran incontables, pero pude ver claramente que la gran mayoría eran mujeres. Se encontraban divididos en diferentes grupos. Pero aún estando en grupos, no era posible estimar  el número de personas dentro de un sólo grupo porque cada grupo era extremadamente grande.
El hombre me guió hacia uno de los grupos en la parte este de ese lugar. Él me miró y dijo:
“Victoria, este es un grupo de personas que rehusó perdonar a otros. Yo les dije muchas veces de muchas diferentes maneras que perdonaran a los otros pero ellos me rechazaron; yo les había perdonado a ellos todos sus pecados, pero ellos se rehusaron a perdonar a otros. Su tiempo se terminó y se encontraron a si mismos en este lugar. Ellos estarán aquí por toda la eternidad; ellos están comiendo los frutos de su labor por siempre y para siempre. Aunque, es muy doloroso para mí verlos en este horrible lugar y en esta eterna situación -porque yo los amo”.
Fuí entonces guiada al siguiente grupo, y el hombre me dijo que la gente en este segundo grupo eran aquellos que tenían deudas. Había tres categorías diferentes en ese grupo. La primera categoría era de gente que debía a otros, ellos tenían dinero para pagar sus deudas pero se mantenían demorando  y postergando sus pagos. Ellos decían que pagarían mañana, o la siguiente semana, o el siguiente año, hasta que el tiempo se les terminó a ellos y ahora se encuentran en este lugar. Y aquí es donde se quedarán para siempre; están comiendo los frutos de su labor.
La segunda categoría era de aquellos que tenían deudas que se podían permitir pagar a sus acreedores y además querían pagarlas, pero temían más a las consecuencias porque, tal vez, si ellos decían la verdad sufrirían el rechazo o tal vez irían a la cárcel o tal vez lo que hicieron se sabría abiertamente ante todo el mundo y ellos serían humillados. El hombre dijo: “Ninguno de ellos vino a mí para preguntarme alguna manera. Si ellos lo hubieran hecho, Yo les hubiera enseñado el camino hacia una salida fácil. Pero ellos prefirieron usar su propio sabiduría y razonamientos los cuales no les ayudaron en ninguna forma. Su tiempo se les terminó y ahora se encuentran en este lugar en donde estarán para siempre. Están comiendo los frutos  de su labor”.
Después él dijo: “La tercera categoría tenían deudas las cuales no se podían permitir pagar, pero, nuevamente, ninguno de ellos me dijo que tenían deudas que ellos no podían pagar. Si así lo hubieran hecho, Yo hubiera pagado sus deudas. Ellos también trataron de usar su propio razonamiento y sabiduría, los cuales no pudieron ayudarlos en nada. Y ahora ellos se encuentran en este lugar en donde estarán para siempre. Ellos estan ahora comiendo el fruto de su labor. Mi corazón se duele por todas estas personas por que los amo profundamente”.
En el primer grupo, vi a dos de mis parientas cercanas, así como a una de doce años, también pariente mía. Yo se que tenía doce porque esa era la edad que ella tenía en el momento de su muerte. En el segundo grupo vi también algunos de mis parientes, así como a un pastor al cual yo conocía muy bien. Jakes, mi novio que habia cometido suicidio por que yo le había dado mi vida a Jesucristo, estaba también en el segundo grupo. También vi a algunos de mis vecinos en ambos grupos.
Yo reconocí a la gente que conocía antes de sus muertes; ellos también me reconocieron a mí. Mis parientes estaban furiosos cuando me vieron y  comenzaron a gritarme obscenidades; usaban el lenguaje más vulgar mientras me maldecían. Uno de ellos me decía que yo no era digna de seguir al hombre que estaba conmigo; ellos me decían las cosas que yo solía hacer antes de darle mi vida a Cristo. Ellos no estaban mintiendo; las cosas de las que me estaban acusando eran verdad. Jakes me decía que yo le pertenecía a el, y que yo debería de estar en donde él estaba por que había cometido los mismos pecados que el cometió.
Al principio el pastor parecía feliz de verme y me dijo que había hecho bien en venir, pero su actitud cambió inmediatamente cuando él vió quién era el que me estaba acompañando y entonces el también se unió a las maldiciones y el uso de lenguaje obsceno. El hombre que iba conmigo me dijo que los ignorara porque ellos no sabían lo que estaban haciendo.
Yo estaba petrificada y extremadamente triste; mi cuerpo estaba temblando y no podía Permanecer de pie. Estaba llorando incontrolablemente. El hombre se volvió a mí, me dió un abrazo, y dijo: “La paz sea contigo, Victoria”. Mi fuerza retornó a mí y me sentí muy segura en Su abrazo. Entonces Él me dijo que teníamos que dejar el lugar y regresar. Él me miró y dijo: “Victoria, Yo te he mostrado. Ahora tú debes escoger en cuál de los grupos tú quieres estar; la decisión está en tus propias manos. Debes decirle a la gente todo lo que has visto y experimentado pero no agregues ni omitas nada”.
Yo recuerdo que dejamos el lugar de horrores juntos pero no sé en qué momento lo deje a Él porque entonces me di cuenta: Abrí mis ojos y ya estaba de vuelta en mi cuerpo físico, recostada en el Hospital Oshakati. Había un suero en mi brazo izquierdo y vi a mi madre y otros vecinos de nuestra aldea en una esquina del cuarto, desde donde me estaban viendo con asombro. Pude ver en el rostro de mi madre que había estado llorando. Le pregunte a una de las enfermeras si ella sabía que me había sucedido, pero ella solo bromeo y dijo: “Fuiste enviada de regreso; tal vez has hecho algo malo y necesitas arrepentirte”. La enfermera estaba tratando de hablar de manera alegre acerca de mi condición, pero podía ver que estaba espantada de acercarse a mí. Le pedí que llamara al doctor que me había atendido.
Cuando el llegó dijo que no sabía lo que estaba mal conmigo. Inicialmente el pensó que había Contraído malaria, pero los resultados de la malaria habían salido negativos. El continuó diciendo que mi temperatura, pulso y presión arterial estaban peligrosamente bajos pero que no había podido encontrar la causa para ello. Él dijo que no había nada que el pudiera hacer por mí; él no me podía admitir por que no estaba enferma. El suero que me estaban aplicando no funcionaba al principio pero cuando abrí mis ojos, entonces comenzó a funcionar. El me recomendó que la enfermera administrara otro suero cuando el primero se hubiera terminado para que pudiera tener suficientes fuerzas para regresar a casa.
Yo estaba espantada de las cosas que había visto en ese lugar y no podía dejar de llorar. El hedor de ese horrible lugar continuaba siendo tan real como cuando estaba ahí dentro. Las escenas de ese lugar se me revelaban en mi mente todo el tiempo. No podía dormir y mi cuerpo entero estaba en gran dolor. Sentía como si todos mis miembros hubieran sido arrancados de mí y puestos de regreso en mi cuerpo. Oh me sentía terrible. Tuve diarrea y un dolor de cabeza punzante por una semana entera.
Yo ya estaba determinada que no hablaría con nadie acerca de mis experiencias por que quien me iba a creer? Que iba a pensar la gente? Permanecía diciéndome a mí misma que no debía nunca relata mi experiencia a nadie. Uno de mis mentores me telefoneó tres días después para Inquirir acerca de mi bienestar por que le había enviado un mensaje pidiéndole que orara por mí. Antes de que pudiera darme cuenta me encontraba ya diciéndole acerca mis experiencias.
Cuando me recapacité de lo que estaba haciendo ya le había dicho la mayoría de la historia. Quería patearme a mí misma. Lloraba porque estaba convencida de que había cometido el peor error de mi vida. Ahora la historia estaba dicha, no había posibilidad de que yo pudiera esconderlo más. Ahora sé que si Dios quiere que algo sea dicho, simplemente será dicho. Él es Dios, después de todo.
El 19 de agosto, desperté, sintiendo las señales de una unción en mi cuerpo físico. Estaba débil y temblando, mientras que ondas de electricidad pasaban a través de mi cuerpo. En la tarde vi una luz brillante aproximándose hacia el cuarto y en medio de esa luz se encontraba el mismo hombre. Esta vez Él se sentó en una silla junto a mi cama, no tengo idea de donde salió esa silla pero estaba allí tan pronto como Él se dispuso para sentarse. Era una hermosa silla hecha de oro solido; la forma era  la de una silla convencional, con soporte en la espalda. En cada pata había una estrella de plata incrustada en el oro; la misma estrella estaba también en el  centro del soporte de la espalda. Tenía ruedas redondas en cada pata.
Después de saludarme, Él me dijo que Él sabía que tenía muchas preguntas acerca de Su identidad y que había venido para revelarse a sí mismo conmigo, y para explicar ciertas cosas que yo había experimentado. Él dijo: “Yo Soy Jesús, tu Salvador. Si tienes alguna duda, mira mis manos. El lugar a donde fuimos es el infierno”. Cuando miré a Sus manos, vi las marcas en donde los clavos lo habían atravesado.
Querido amigo, yo quiero decirte que el infierno no es un producto de la imaginación de nadie, sino un lugar real y bastante desagradable. No fué hecho para las personas sino para Satanás y sus demonios. Nuestro debido lugar es en el Cielo con Jesús, pero nosotros debemos escoger a Jesús antes de que sea demasiado tarde. Hoy que escuchan Su voz, no endurezcan su corazón; acepten a Jesús como su Salvador personal hoy y vivan para Él. El infierno es un lugar terrible, es un lugar de miedo y tristeza; es un lugar de tormento y eterno llanto y  crujir de dientes.
Satanás quiere llevarse a tantos como le sea posible al infierno con él. No cooperen con él; cooperen con Jesús y ustedes vivirán y no morirán.
No podía entender por qué el Señor me diría que hiciera una decisión entre los dos grupos que Él me enseñó en el infierno cuando yo era ya una cristiana renacida. Yo lo había aceptado en mi vida y Él todavía me pedía hacer una decisión de querer ir al infierno o no. No podía entender. Empecé a orar y a preguntarle a Dios que me diera una revelación de lo que Él  había querido decir y lo que Él quería que yo hiciera. El Señor me reveló que yo estaba abrigando una falta de perdón y resentimiento en mi corazón en contra de una de mis hermanas, así como mi prima. Le pedí al Señor que me perdonara la falta de perdón en mi espíritu; también le pedí perdón a mi hermana por albergar ira y amargura en mi corazón encontra de ella. El Señor me instruyó también a pedirle perdón a mi prima.
El Señor también me recordó que hubo un tiempo en el que adquirí un trabajo como profesora con un diploma fraudulento, y Él consideraba eso como una deuda y un robo. Yo estaba determinada a hacer lo que era correcto y le pedí al Señor que me ayudara a través de este problema y que me mostrara una salida fácil porque esto era un crimen serio que me podría llevar tras las rejas. Él me dirigió a ir al Departamento de Educación y confesar lo que había hecho.Yo estaba dispuesta a ir a la cárcel si esto era inevitable. Experimente el favor del Señor de gran manera. Las autoridades del Departamento de Educación me dijeron que yo debía decidir lo que yo quería: pagar de regreso el salario que había recibido del gobierno o no pagarlo. Ellos prometieron no presentar ningún cargo en contra mía porque estaban atónitos por mi confesión. Nuestro Dios es un fiel quien honra Su palabra.
Si tú estás en una situación similar a la que yo estaba, quiero animarte a que tu hagas lo que es correcto, sin importar las consecuencias. Tal vez vayas a la cárcel pero eso será un castigo temporal. No hay dolor ni vergüenza que se compare con una eternidad separado de Dios. El infierno no es un lugar agradable, es mejor permitir a Dios que te juzgue ahora, antes de que sea demasiado tarde. No debemos temer el juicio de Dios mientras estemos en el tiempo de Su gracia, debemos permitirle que Él exponga lo que sea que este mal en nuestras vidas, mientras todavía tenemos tiempo de enmendar nuestras situaciones para con Él, porque ya no hay más perdón del otro lado de la tumba.
SEGUNDO VIAJE AL INFIERNO
El 18 de octubre del 2005 desperté a las 5:30 a.m. pero no pude ir a trabajar. Me sentía muy débil y como ebria; no me podía mover o girar en mi cama, y la presencia del Señor se sentía fuertemente en el cuarto. Yo estaba temblando y sentía electricidad pasando a través de mí cuerpo. El Señor vino a tomarme justo antes de las 8:00 por que la última vez que vi mi reloj, eran las 7:48, y Él llegó poco después de eso. Él me saludó y me dijo que debíamos irnos nuevamente por que el tiempo se estaba terminando. Me levanté y comenzamos a caminar. La forma en la que estábamos caminando esta vez era muy diferente de las otras veces; aunque nuestras piernas hacían los movimientos de caminar, nosotros estábamos como flotando más que caminando. Mientras íbamos de camino, Jesús me dijo que todos los pecados son malos y que no hay tal cosa como pecados pequeños y pecados grandes. Todos los pecados llevan a la muerte, no importa que tan grandes o pequeños sean. El Señor me dijo que íbamos a visitar el infierno otra vez y luego Él me preguntó si tenía temor. Yo le contesté que tenía temor.
Él dijo: “El espíritu de temor no procede de mi Padre o de Mí, proviene del diablo. El miedo te causará a hacer cosas que te llevarán al infierno”. Sin fe es imposible agradar al Señor y el miedo es directamente lo opuesto de la fe. Es obvio que el miedo no le agrada a Dios por que destruye la fe de uno. Porque todo el tiempo que íbamos de camino, íbamos caminando lado a lado pero tan pronto como llegamos a la puerta del infierno, Él tomo mi mano con Su mano y la sostuvo todo el tiempo que estuvimos en el infierno. Yo estaba tan feliz que el Señor sostenía mi mano por que con el sostén firme de Su mano removió todo el temor de mí. El lugar seguía siendo el mismo, nada había cambiado desde la primera vez. Había moscas, gusanos, calor extremo, el hedor, esqueletos, el ruido, todo se encontraba tal y como estaba la primera vez que estuve ahí. Entramos a través de la misma fea puerta y el Señor me llevó llevó a un grupo de personas. Había  muchas personas que conocía mientras todavía estaban en la tierra. La gente pobre estaba un estado terrible; se veían miserables y en gran agonía, pero lo peor de todo era  era la expresión de desesperación en sus caras.
El Señor señaló a una mujer de mediana edad que conocí antes de su muerte. Ella había muerto en un accidente automovilístico en el principio del año 2005. Yo estaba en shock de ver a aquella mujer en el infierno porque todos sabíamos que ella era una mujer temerosa de Dios y amante del Señor. El Señor me dijo que esta mujer lo amaba y que Él también la amaba; ella lo había servido cuando ella vivía en la tierra; ella había guiado a muchas personas al Señor y ella conocía al Señor muy bien. Ella era compasiva con los pobres y necesitados; ella les daba, y los ayudaba en muchas maneras. Ella era una buena sierva del Señor en muchas maneras.
Esas palabras del Señor me dejaron todavía más atónita, y entonces le pregunté por qué Él dejaría a alguien que lo había servido tan bien y haya terminado en el infierno. El Señor me miró y me dijo que esta mujer había creído la mentira del diablo. Aunque ella sabía las escrituras bien, ella creyó la mentira del diablo de que hay pecados pequeños y pecados grandes. Ella pensó que un pecado “pequeño”  no la llevaría al infierno porque, después de todo, ella era cristiana.
El Señor continuó, “Yo fuí con ella muchas veces y le dije que parara de hacer lo que estaba haciendo, pero muchas veces ella razonaba que lo que ella hacía era demasiado pequeño, y ella atribuyó mi advertencia a sus propios sentimientos de culpa. Había un tiempo en el que ella paraba por un tiempo pero luego ella se convencía nuevamente a si misma que esa advertencia no provenía de Mí, sino de su propia voz, porque ese pecado era demasiado insignificante para lastimar al Espíritu Santo”. Le pregunté al Señor otra vez cuál era el pecado que esta mujer había cometido y Él me contestó así:  ”Esta mujer tenía una amiga que es enfermera en el Hospital de Oshakati. En cualquier momento que esta mujer se enfermaba, ella no iba al hospital para pagar por su carnet como una práctica normal; ella sólo tomaba el teléfono y le decía a su amiga que le organizará medicina para ella del Dispensario del Hospital. Su amiga estaba siempre obligada y le pedía recoger la medicina a una hora particular. Primero, ella decidió aceptar la mentira del diablo acerca de pecados chicos y grandes y rechazó mi verdad; ella causó a alguien más a pecar y a robar  por su bienestar, y lo peor, ella contristó al Espíritu Santo. Esto es lo que causó que ella llegara al infierno. No importa si tú has traído millones de almas al Señor; es todavía posible llegar al infierno por contristar al Espíritu Santo. No solo debes preocuparte por la salvación de los demás sino que tienes que ser también cuidadoso de no perder tu propia alma. Sé sensible al Espíritu Santo en todo momento”. Después de que el Señor dijo esas palabras el dijo que debíamos regresar.
Muchos cristianos que han oído esta historia la encuentran problemática. Ellos  siempre me preguntan: “Qué acerca de la justificación, misericordia y gracia?”  y  ”Es posible perder tu salvación después de haberla recibido?” “No es eso demasiado severo?”, “Puede ser Dios tan cruel?”.
Bueno, como he dicho en algún otro lugar de este libro, yo no estoy presentando ninguna teología aquí. Yo sólo les estoy diciendo lo que el Señor me ha mostrado y enseñado – y lo que Él me ha permitido experimentar. Por favor diríjanse a sus biblias para respuesta. Miren en los siguientes versículos y hagan saquen sus propias conclusiones. “Sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”. 1 Corintios 9:27 “Qué, pues, diremos? Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?
En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, como viviremos aún en él?”. Romanos 6:1-2 “No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias.” Romanos 6:12 “Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios”. Hebreos 10:26-27 Puedo ir al infierno después de haber servido al Señor y después de haber guiado a otros a Cristo? Usted sea el juez!
DESOBEDIENCIA
El lunes 6 de marzo del 2006, me desperté con la alarma del reloj a las 5:30. Empecé a orar y me di cuenta de que una fuerte unción vino sobre mí. Mi cuerpo estaba muy débil y estaba temblando y ondas de electricidad pasaban por mi cuerpo.
En la tarde, mientras estaba recostada en mi cama, vi una luz brillante llenando el cuarto. Vi pequeñas, blancas y redondas gotas como del tamaño de una cabeza de alfiler. Las gotas caían como lluvia y se hundían en mi piel al contacto. Además vi una nube, o algo como una niebla que venía de lo alto; que también llenaba el cuarto y que se hundía también en mi piel al contacto. Después de eso, vi a Jesús caminando hacia mí desde en medio de una nube de niebla.
Él se sentó en su silla junto a mi cama. No tengo idea de donde salía esta silla; usualmente aparece tan pronto como Jesús se dispone a sentarse. Es una preciosa silla de oro; su apariencia es como la de todas las sillas pero con soporte en su espalda, y en cada pata su estrella de plata; y una estrella similar pero más grande en el soporte trasero, y tiene ruedas redondas en cada pata.
Jesús me saludó y estiró su mano hacia mí y me dijo que me levantara por que el tiempo se estaba terminando. El me levantó hacia arriba de la mano y yo me senté en la cama. Entonces Él me dijo: “Victoria, vamos a orar”. Él oraba en un lenguaje que yo no entendía; sólo entendí la palabra “Amen”. Entonces Él continuó preguntándome lo que yo veía y yo le contesté que veía grupos de personas yendo a sus trabajos, y otros llegando a sus lugares de trabajo. También veía gotas similares blancas cayendo sobre aquellos que habían llegado primero a sus trabajos. Después del primer grupo, otro grupo llego también después. Para cuando llegó el segundo grupo la lluvia de diminutos gotas había ya dejado de caer. También vi diferentes grupos de personas, llegando a diferentes iglesias el domingo en la mañana. La lluvia de blancas gotas empezaría a caer tan pronto como los primeros empezaran a llegar al lugar de la iglesia. Continuaba cayendo por un tiempo y después se detenía. Los últimos en llegar no encontrarían nada.
Jesús me preguntó si había entendido lo que habían significado esas visiones y yo le contesté que no las había entendido. Entonces el comenzó a explicarme: “Estas visiones significan que a cualquier lugar donde tú debes estar a una hora específica y tú sabes a qué hora deberías estar allí, hay siempre ángeles distribuyendo bendiciones para esa hora específica. Si tu llegas a tiempo, tu recibirás tus bendiciones, pero si llegas tarde, tu perderás tus bendiciones para ese día por que los ángeles distribuyen las bendiciones sólo para ese tiempo en específico. Victoria, quiero advertirte por que tu llegas tarde a tu trabajo y además allegas especialmente tarde a los servicios dominicales. Debes saber que a esas horas tú has llegado tarde sin ninguna razón válida; siempre te has perdido de las bendiciones para esos días; ellas nunca volverán a ti. Victoria tú debes parar con esto y no volverlo a hacer, a menos que tengas una buena razón para llegar tarde”.
Cuando el Señor dijo esas palabras reamente deseé poder desaparecer o darle  algunas excusas aceptables por mi indisciplina. Le dije que algunas veces me quedaba dormida, pero Él me miró directo a los ojos y dijo que estaba mintiendo y que yo tenía una mala tendencia a regresar a la cama después de haber despertado, para sucumbir al deseo de dormir ‘por unos minutos más’.
Después de que Jesús me advirtió, Él dijo:  ”Levántate. Vamos. El tiempo se está acabando rápidamente y hay cosas que debemos hacer”. Esta vez el Señor me llevó a un lugar donde nunca había estado antes;  también era la primera vez que tomábamos ese camino en el que caminamos ese día. Llegamos a un jardín yendo de hermosas flores y de hermosos árboles verdes, nada en esta tierra se puede comparar a esta belleza. Las flores eran de todos los tipos y de hermosos colores brillantes. Nos sentamos en una hermoso banco de jardín, que estaba hecho de oro sólido, y tenía pequeñas y brillantes estrellas plateadas.
Cuando nos sentamos, Él señaló enfrente de nosotros y dijo:  ”Victoria, mira, puedes ver esa Ciudad?” Cuando miré, vi una enorme, y brillante ciudad. Era hermosa más allá de toda descripción. La ciudad tiene un brillante y reluciente puerta y en esa puerta estaba un hombre, sentado, que era de gran edad. Tenía una larga y blanca barba y pelo blanco. Ya había visto a este hombre antes, cuando le pregunté a Jesús quién era este hombre, Él me dijo que era Abraham, el padre de la fe.
Vi muchas avenidas en esa ciudad, que están también hechas de oro. Hay también altos edificios y también eran brillantes como el oro. El esplendor y brillo en la ciudad es indescriptible.
Jesús se volvió a mí y me preguntó: “Qué piensas acerca de la ciudad?”. Yo le respondí que era hermosa y que quería ir allí. Jesús me dijo: “Yo te llevaré si tu continúas siendo obediente porque es ahí también donde tu casa va a estar. Permanece obediente – por que si eres desobediente, Victoria, los cuervos volarán en tu casa. Tu casa será morada de búhos y patio de espíritus. De cualquier forma, no tengas temor, porque yo estoy contigo. Sólo obedece., porque todo aquél que desobedece, en su casa volarán los cuervos, será morada de búhos y patio de espíritus”.
Jesucristo es real y Él nos ama con un amor que no puede ser descrito, Su más grande deseo es que nosotros escojamos la vida y que pasemos la eternidad con Él. Su corazón se duele por todas esas personas que están muriendo y yendo al infierno por que han escogido rechazar la  salvación que Él les ofrece, en lugar de eso ellos escogen la muerte.
Si eres cristiano renacido o no, por favor siempre recuerda esta sola cosa: El tiempo se está terminando rápidamente

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